La Isla de Lobos es una pequeña isla de las Islas Canarias (España) situada en el Océano Atlántico. Se encuentra en la parte nororiental de Fuerteventura, en el Estrecho de La Bocaina. Es una pedanía del municipio de La Oliva, en la provincia de Las Palmas.
Es una pequeña isla con una superficie de unos 6 kilómetros cuadrados y un litoral de 13,7 kilómetros, se encuentra a 2 kilómetros al noreste de Fuerteventura y 8 kilómetros al sur de Lanzarote, separadas por el estrecho de La Bocaina. La pequeña isla es claramente visible desde el pueblo más cercano, Corralejo. El canal que separa Fuerteventura de la isla de Lobos no tiene más de 10 metros de profundidad y se conoce como «El Río» o «Paso de la Orchilla».
Recibe su nombre porque las focas monje o monje del Mediterráneo (también conocidas como leones marinos) que vivieron en la isla en el pasado y se encuentran ahora en peligro de extinción.
Toda la isla está protegida, formando el parque natural del Islote de Lobos. Es el hogar de más de 130 especies de plantas y varias especies de aves, incluidas las gaviotas argénteas, las avutardas (en ciertas épocas del año) y las gaviotas de Cory. El fondo marino es un espacio submarino protegido, que contiene una gran riqueza ecológica.
Su altura máxima está en La Caldera, también conocida como El Filo La Herradura, con 127 metros. Un estudio arqueológico reciente realizado por un equipo de la Universidad de La La Laguna sugiere que los romanos establecieron asentamientos en la isla al menos estacionalmente para obtener el preciado tinte púrpura.
En 1402, durante la conquista de las Islas Canarias por Jean de Béthencourt, su socio Gadifer de La Salle utilizó Lobos para aprovisionarse cazando lobos marinos.
La isla era frecuentada por piratas que, ante la falta de una población estable, aprovechaban la relativa seguridad de la isla para refugiarse en sus bahías y reparar sus barcos. Esto cambió, y a partir de 1860 se empezó a construir el faro de Punta Martiño en el extremo norte de la isla, estableciéndose una población residente, aunque muy reducida. Los trabajadores portugueses encargados de construir el faro construyeron una pequeña casa de piedra en lo que se conocía como «Llano de los Labrantes». También construyeron caminos al «puertito», lavaderos, corrales y varias cisternas subterráneas para recolectar agua de lluvia. Uno de ellos es «Hoya de las Lagunitas» con una capacidad de unos 40.000 litros. El faro se encendió por primera vez el 30 de julio de 1865.
En Lobos nació, en 1903, la poetisa y ensayista Josefina Pla, hija de fareros. Tiene una estatua en la isla, próxima a la playa de la Concha, hoy de La Calera por la proximidad de un horno de cal que funcionó eficazmente para disponer del material necesario para la construcción de sus escasas y diminutas edificaciones.
La isla de Lobos fue adquirida a lo largo de los siglos XIX y XX por diversos propietarios. En la segunda mitad del siglo XX, aprovechando el desarrollo turístico de las islas Canarias, hubo varios proyectos urbanísticos en el islote aunque no llegaron a hacerse realidad. Finalmente, la edificación fue prohibida con la declaración de la isla como parque natural.
El islote estuvo habitado hasta 1968 por un farero, Antonio Hernández Páez (Antoñito el Farero), y su familia. El faro fue restaurado y hoy en día funciona automáticamente.
La isla de Lobos fue declarada parque natural en el año 1982, formando el parque natural de las Dunas de Corralejo e Isla de Lobos. Posteriormente, en el año 1994, este parque natural se reclasifíca como dos parques diferentes: el parque natural de Corralejo y el parque natural del Islote de Lobos. A su vez fue declarada Zona de especial protección para las aves (ZEPA) de la Red Natura 2000.7
En mayo de 2007, la propiedad de la isla, hasta entonces de titularidad privada, fue cedida al Ministerio de Medio Ambiente de España, convirtiéndose en el dueño de la mayor parte del islote.
Los visitantes del islote son pescadores, turistas, bañistas, submarinistas y surfistas, ya que existe una ola de derechas de mucha calidad en la base de La Caldera.
Para llegar al islote, existe un servicio regular de transporte marítimo que enlaza con Corralejo, que aporta comida a la isla y visitantes. Hay un restaurante dirigido por los descendientes de Antoñito y aunque hasta hace unos años existía una zona de acampada, desde 2007 está prohibido acampar en el islote.